Un aire extraño circula en el mundo. Aunque el espectáculo diga que no. Aunque analistas lo nieguen. Aunque gobiernos lo rechacen.
Aunque no se vea claro. Pero el aire extraño está ahí. Es un viento que va y viene entre Washington y Moscú, que huele a misil, que huele a guerra. Es un aire nuclear. Y parece que en las más altas esferas lo saben, y lo están calculando.
A veces lo muestran en los medios, a veces no. Pero lo cierto es que está ahí, de otra manera no se podrían explicar las palabras del secretario de Defensa de EE.UU., y jefe del Pentágono, ...
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