Islandia es una tierra de extremos, géiseres, terremotos, erupciones volcánicas y un gélido clima no hacen de esta isla un lugar agradable para la vida. Pero en este entorno hostil, los islandeses han luchado y se han adaptado a su entorno aprovechando todo lo que esta remota tierra puede ofrecer para hacer que sus vidas en el día a día sean más fáciles en esta tierra de extremos.