Se han cumplido más de 70 días de un proceso insurreccional que ha desfondado la institucionalidad. La demanda que globaliza el conjunto de protestas es una nueva Constitución elaborada por una Asamblea Constituyente. Tres decenas de muertos, centenares de heridos, miles de detenidos y torturados cuesta ya esta lucha.
El gobierno y el poder fáctico ya iniciaron una guerra sicológica millonaria en recursos para ganar el plebiscito constitucional del 26 de abril.
Pero los chilenos siguen en las calles, poniéndole el pecho a las balas.
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