Las personas queer que viven en el campo y se declaran abiertamente suelen enfrentar a muchos retos. En las grandes ciudades, la comunidad LGBTQ+ ya se ha ganado un lugar firme, pero en las zonas rurales a menudo chocan mundos muy distintos.
"Claro que podría huir a la gran ciudad, como hacen muchos, pero yo quiero lograr un cambio”. Eric es gay y en su pequeña ciudad de Sajonia-Anhalt se topa una y otra vez con resistencias. Especialmente cuando organiza el primer CSD de la región. "El distrito es un bastión de la ultraderecha. Mucha gente a mi alrededor está preocupada y tiene miedo”. A pesar de todos los prejuicios y obstáculos, Eric lleva adelante el evento. In situ hay un fuerte despliegue policial. ¿Podrá la comunidad celebrar en paz y sin violencia en la pequeña ciudad? "De hecho, entre mis conocidos había muchos que opinaban que la homosexualidad es una enfermedad”.
Tina, de un pequeño pueblo en la Selva Negra, durante mucho tiempo tuvo serias dificultades para aceptarse tal como es. Cuando deseó tener un hijo, se mudó con su esposa Sarah de nuevo al pueblo natal, pero la vida de cuatro generaciones bajo un mismo techo familiar plantea constantes desafíos. "Desde el principio tuvimos dudas, porque te mudas a un pueblo extraño y dejas atrás el anonimato de la gran ciudad”.
También Christian se siente atraído por el campo. Quiere dejar atrás Berlín y mudarse con su prometido Jens a un pequeño pueblo en Mecklemburgo. Pero en la casa que Christian heredó cerrará el último bar del pueblo porque la pareja gay se instalará allí. ¿Cómo los recibirán los habitantes del pueblo?
Cuando Joe se declaró no binario hace casi dos años, empezó a maquillarse y a llevar faldas, su madre era constantemente interpelada por los vecinos en el pequeño pueblo de Frisia Oriental. El gran deseo de Joe es cambiar su nombre en el documento de identidad, pero el registro civil se lo niega: "Fue una de las peores llamadas telefónicas de mi vida. La ley de autodeterminación en Alemania para mí se siente como una ley de heterodeterminación”. Pero Joe no se rinde.
El documental muestra tanto luchas silenciosas como momentos de apoyo y unión, y cómo el cambio social y la aceptación también pueden desarrollarse en comunidades más pequeñas. La provincia es mucho más que un simple contrapunto a la gran ciudad: puede ser un lugar de transformación, donde las personas queer encuentran su propio camino para reclamar su lugar.