Los pastores de los Alpes llevan 6.000 primaveras trasladando sus ovejas por las montañas. Deben superar alturas de 3.000 metros y cruzar ríos y glaciares. Este tipo de pastoreo, la trashumancia, es ya parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Con 1.400 ovejas, Markus y sus colegas realizan todas las primaveras el traslado desde Tirol del Sur a Austria, y en los otoños se regresan. Como sus antepasados, Markus se ocupa todo el verano del cuidado de los animales en los prados alpinos. Es una tarea de mucho sacrificio... y un sueño cumplido.

Estos hombres asumen grandes esfuerzos llevando consigo 1.400 ovejas. Markus, el joven pastor, es responsable de cruzar los Alpes también este año. Una tarea nada fácil, ya que el camino por piedras sueltas y superficies de hielo es peligroso tanto para seres humanos como para animales: "Un resbalón y te fuiste. Pero, de igual forma, es algo muy especial. Para mí es un honor ser parte de esto”, dice. Markus pasa el verano solo en el prado alpino y se ocupa por meses de ovejas tanto sanas como enfermas. Un poco más al sur, en el Valle de Schnal, su hermano Johann cuida la granja familiar y los animales que permanecen allí en los meses estivales.

Ambos hermanos van en contra de las tendencias: la cría de ovejas ya apenas vale la pena. Con la lana y la carne de los animales se gana poco dinero. Los pastores, y cada vez más campesinos, necesitan una fuente de ingresos adicional o cambiar de ocupación por completo.

Los pastores del Tirol del Sur esperan que esta temporada sea mejor que la anterior. Sin ovejas lesionadas, sin accidentes. Lo importante para ellos es que la próxima generación pueda formar parte de esta tradición milenaria.