Tienen un aspecto gracioso y son resistentes: los tardígrados. Estos seres microscópicos, que recuerdan a los osos por su torpe forma de moverse, soportan temperaturas extremas, presiones enormes, sustancias tóxicas y a la radiación radiactiva.
Con su cuerpo redondo y sus patas cortas, los tardígrados no tienen precisamente el físico de un astronauta. Sin embargo, la NASA los envió al espacio en 2021. A bordo de la ISS, dieron alrededor de 7.000 vueltas a la Tierra. Pero, ¿para qué?
Estos seres de ocho patas, más pequeños que un grano de arena, se encuentran entre las especies más resistentes del reino animal. Soportan temperaturas extremas, el vacío del espacio o la radiación radioactiva intensa.
Su curioso aspecto los ha convertido en estrellas de los medios de comunicación, y su enorme resistencia fascina a la ciencia. No solo en el espacio, sino también en Japón, Estados Unidos, Francia, Italia y Alemania se investigan las estrategias de supervivencia de los tardígrados.
Incluso se ha creado un «sextape», ya que su comportamiento reproductivo es también muy inusual.
Entretanto, se han desvelado algunos de los secretos que encierran los «superpoderes» de los tardígrados: por ejemplo, son capaces producir, casi al instante, una especie de gel que los protege de la deshidratación.
Si el tardígrado se expone a la radiación radioactiva, una proteína llamada Dsup protege su ADN y lo aísla. Descubrimientos como este abren nuevas perspectivas para la investigación médica. Quizás, gracias a los simpáticos tardígrados, en el futuro se encuentre incluso una forma de enviar personas a Marte. Estos maestros de la supervivencia demuestran que la vida es posible en cualquier lugar, incluso donde parece inimaginable.