Armenia se encuentra en el Cáucaso, entre Europa y Asia. Desde principios del siglo XX, este país, junto con el enclave de Nagorno Karabaj, son escenario de conflictos geopolíticos.
Armenia y la región de Nagorno Karabaj cuentan con una larga historia: cuna de las primeras civilizaciones, blanco de numerosas invasiones y escenario de tragedias. Azerbaiyán y Armenia llevan décadas enfrentados por un enclave montañoso.
En 1923, el georgiano Stalin quiso ganarse el apoyo de los musulmanes de habla turca y convirtió Nagorno Karabaj en una región autónoma de Azerbaiyán. Con esta absurda y brutal redefinición de las fronteras, creó un enclave montañoso en Azerbaiyán habitado principalmente por armenios. Tras el colapso de la Unión Soviética, cuando las antiguas repúblicas declararon su independencia, Nagorno-Karabaj se convirtió en un polvorín geopolítico.
Azerbaiyán reclama desde hace tiempo la región, mientras que los armenios consideran Nagorno-Karabaj un enclave históricamente propio. En 1988 la situación escaló y en 1990, Rusia envió tropas a la capital azerbaiyana, Bakú. El conflicto desembocó en la Primera Guerra de Karabaj (1991-1994) entre Armenia y Azerbaiyán. Rusia mantenía una alianza militar con Armenia, por lo que indirectamente también controlaba Nagorno Karabaj, sin romper sus lazos con el gobierno de Azerbaiyán.
La región no conoce una paz estable desde hace años: Rusia logró mediar entre Armenia y Azerbaiyán durante la Segunda Guerra de Karabaj (2020), negociando un alto el fuego temporal.
A finales de 2022, Azerbaiyán bloqueó el único acceso a Nagorno-Karabaj por carretera de montaña, impidiendo así la llegada de ayuda y medicamentos al enclave. Rusia, considerado garante de paz en la región, prometió velar por esta última conexión terrestre de Armenia a Nagorno-Karabaj. Sin embargo, después de invadir Ucrania el 24 de febrero de 2022, Rusia se mostró impasible cuando Azerbaiyán bloqueó el corredor y volvió a atacar Nagorno-Karabaj en septiembre de 2023.
Azerbaiyán, un país rico en petróleo, contaba con el apoyo de Turquía. Finalmente, en otoño de 2023 expulsaron a más de 100.000 armenios de Nagorno-Karabaj. Bakú ganó así la lucha por esta región, con la ayuda de Turquía e Israel; y, sin olvidar, la pasividad de Rusia.
El 1 de enero de 2024 debía disolverse la República de Nagorno-Karabaj, aunque nunca fue reconocida internacionalmente, ni siquiera por Armenia.
Este viejo conflicto se extiende mucho más allá de Armenia y su vecino, Azerbaiyán. Las causas tienen raíces étnicas, religiosas, geopolíticas y de índole energética.