Dos mujeres masáis, Leah y Purity, son guardabosques en Kenia. Recorren a diario el Parque Nacional Amboseli observando la fauna salvaje. En la zona, hay también aldeas de pastores masáis. Los conflictos son inevitables.
Mientras Leah y Purity recorren la sabana de Kenia, nunca saben con qué animal se encontrarán a continuación. Podría ser un búfalo en actitud amenazadora o una manada de elefantes acercándose peligrosamente a las aldeas. Las dos jóvenes son guardabosques. Su área de operación se encuentra al pie del monte Kilimanjaro, en el Parque Nacional Amboseli.
Cada día caminan 25 kilómetros por la sabana para rastrear animales salvajes y documentar sus poblaciones. Cuanto más sepan sobre los animales, mejor podrán proteger a la gente de los pueblos vecinos. A menudo surgen conflictos entre pastores masáis que acompañan a sus rebaños y animales salvajes. Entonces se llama a Leah y Purity. Ya sea porque deben mediar porque un pastor ha perdido una vaca y quiere vengarse del depredador, o porque una mujer del pueblo y su rebaño de cabras fueron atacados por hienas y las guardabosques atienden a la mujer traumatizada. Leah y Purity no tienen una vida fácil: como mujeres masáis tienen que luchar contra la discriminación y las rígidas tradiciones. Sin embargo, las guardabosques se han ganado el respeto porque el número de ataques de animales salvajes ha disminuido desde que comenzaron a patrullar. Es una historia sobre dos mujeres que trabajan por la convivencia pacífica entre humanos y fauna silvestre y, de paso, también afianzan su autonomía personal.
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