La Fiscalía de Ecuador solicitó arresto domiciliario para el expresidente Lenín Moreno, al que acusó, junto con otras 36 personas, de corrupción por recibir sobornos de una empresa china a cambio del contrato para construir la mayor hidroeléctrica del país, en momentos en que la Asamblea Nacional recomendaba abrir un proceso de juicio político contra el actual presidente Guillermo Lasso, acusándolo de corrupción por negocios en empresas públicas.
El involucramiento activo de dos presidentes, el anterior y el actual, en casos de corrupción, muestran el fracaso de este modelo de democracia. En los últimos meses y días, sus ministros, los grandes medios de comunicación y los analistas comprometidos con el gobierno reclaman la “defensa de la democracia”, dónde la corrupción es el pan de cada día, y en nombre de esa democracia perdonar las grandes estafas al Estado perpetradas por Moreno y Lasso.
Moreno y Lasso han mostrado un manejo corrupto que va desde el usufructo y control corrupto de empresas públicas o sus gerencias a un particular o grupo. Los 37 indagados, entre los que están familiares cercanos de Moreno habrían recibido cerca de 76 millones de dólares en coimas, que según la Fiscalía es el monto más alto judicializado por actos de corrupción en Ecuador.
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