Los reclamos, movilizaciones, paros, protestas, de distintos sectores del pueblo afectados por las políticas públicas y jaqueados por el desempleo, la inflación y el hambre repercuten en Argentina. Las respuestas de los sectores populares generan broncas y miedos en la clase alta y media que ve en ellas restricciones a sus libertades y privilegios y piden la intervención del Estado.
Mientras se incrementa la movilización popular, se advierte sobre la posibilidad de un estallido social. La presencia de un importante grupo de organizaciones sociales, muchas de ellas simpatizantes del oficialismo, es un instrumento para evitar que se produzca una situación de este tipo.
Sectores empresariales y de derecha reclaman mayor represión sobre quienes salen a quejarse por los efectos cotidianos de las desacertadas decisiones estatales, impulsadas por los acuerdos con el Fondo Monetario.
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