Suiza, como el resto de países occidentales produce millones de toneladas de carne procedente de la ganadería intensiva, cuyo fin consiste en priorizar el máximo beneficio. Animales confinados, hacinados y maltratados salen a diario hacia los mataderos, donde se despiezan y se distribuyen en los comercios y en las líneas de alimentación de los supermercados a precios asequibles.
Sin embargo, cada día con mayor frecuencia algunos consumidores comienzan a preferir la carne ecológica, la que crían al aire libre y sin hacinamiento, los pequeños ganaderos. Aunque por ello, paguen más. Una vida agradable y sana para los animales. Es la principal reflexión de este documental, que reúne a productores de ambos tipos y a consumidores más y menos exigentes con la carne que comen.
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