Namibia es un país de impresionante belleza y duros contrastes: rico en recursos naturales, pero marcado por una profunda desigualdad y un doloroso legado colonial.


Este documental nos lleva al corazón de Namibia, donde el 6 % de la población posee el 70 % de la tierra y las cicatrices de la colonización alemana siguen siendo profundas. Entre 1904 y 1908, Alemania cometió lo que hoy se reconoce como el primer genocidio del siglo XX, matando hasta el 80 % de los pueblos herero y nama en campos de concentración. Hoy en día, sus descendientes, como Karvita, viven con el temor constante de ser desalojados de los asentamientos ilegales, mientras que los herederos de los colonos alemanes siguen controlando vastas propiedades.

Los recursos de Namibia son otro campo de batalla. Las empresas extranjeras dominan su economía: De Beers controla el comercio de diamantes, mientras que las empresas chinas dirigen sectores clave como el uranio y la construcción. Incluso la Casa de Gobierno del país fue construida en secreto por Corea del Norte, violando las sanciones internacionales.

A pesar de la injusticia, Namibia sigue siendo una maravilla natural. Sus vastos paisajes abiertos albergan una fauna próspera, incluidos los últimos rinocerontes negros que viven en libertad en el mundo. Pero incluso esto está amenazado, por las redes de caza furtiva vinculadas a la mafia china y el creciente impacto del cambio climático, que está convirtiendo más tierras en desierto y poniendo en peligro los modos de vida indígenas.

Esta es la historia del poder, la supervivencia y un país que sigue buscando la justicia.

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