Los neutrinos son las partículas subatómicas más misteriosas del modelo estándar. Teorizadas hace más de cien años, cuando los físicos
empezaron a hablar de una hipotética partícula fantasma que parecía esconderse en el mundo cuántico pero que esquivaba todos nuestros detectores, los neutrinos son una realidad que, cuanto más intentamos comprender, más preguntas hacen surgir.
El deseo de comprender su naturaleza nos ha llevado a diseñar y construir observatorios de neutrinos que han terminado siendo los proyectos más ambiciosos de la ciencia. Una ambición acorde a la importancia de estas partículas. Y es que no solo es que sus propiedades, como las oscilaciones de neutrinos que hacen que en el espacio cambien de “sabor”, rompan los cimientos del aparentemente tan perfecto modelo estándar, sino que son candidatos a partículas de materia oscura, podrían ser los responsables de la agresividad de las supernovas e incluso podrían haber evitado que el Universo, instantes después del Big Bang, se aniquilara a sí mismo. El neutrino electrónico, muónico, tauónico y, tal vez, el hipotético neutrino estéril, esconden las claves para entender de dónde venimos y hacia dónde vamos.