“¿Qué es la gravedad?”. Esta tan aparentemente sencilla pregunta esconde uno de los más grandes enigmas de la historia de la ciencia. Una incógnita que, cuanto más nos esforzamos por responder, más se difumina. Desde que en el siglo XVII, Isaac Newton, con la leyenda de la manzana cayendo del árbol, describiera por primera vez la naturaleza de la gravedad, empezó una búsqueda de su naturaleza más elemental.
Albert Einstein, ya en el siglo XX, con su Teoría de la Relatividad General y su descripción del tejido del espacio-tiempo de cuatro dimensiones, fue el primero en comprender y explicar la naturaleza de la gravedad a nivel macroscópico. Pero cuando acudimos al mundo cuántico para describirla, empezó la pesadilla. La gravedad no encajaba y sigue sin encajar en el marco de la física cuántica.
Es la última pieza que falta por encajar. En cuanto tengamos una teoría de la gravedad cuántica, unificaremos la teoría cuántica con la teoría relativista y dispondremos de la Teoría del Todo. Y, por ahora, hay dos grandes rivales: la Teoría de Cuerdas (y su prima la Teoría M) y la Teoría de la Gravedad Cuántica de Bucles. ¿Quién va a coronarse como Rey del Todo?