A 35 años de la caída del Muro, el Este y el Oeste de Alemania todavía son desiguales. Muchos puestos importantes en la antigua Alemania Oriental siguen ocupados por personas procedentes del oeste. ¿Por qué es así?

Tras la caída del Muro de Berlín, el este de Alemania experimentó una transformación sin precedentes en la que desempeñaron, y desempeñan, un papel protagónico personas procedentes del oeste del país. A menudo se mudaron a la antigua RDA siendo jóvenes, establecieron contactos y ascendieron a puestos directivos desde los cuales moldearon, y siguen moldeando, los nuevos estados federados. Según datos del Comisario del Gobierno Federal para Alemania del Este de septiembre de 2024, más de 30 años después de la reunificación, solo un 12 por ciento de los puestos dirigentes del este de Alemania están ocupados por personas nacidas en la región. El reportaje se pregunta: ¿Qué hay detrás y cuáles son las consecuencias? ¿Es un motivo para el rechazo al sistema democrático y la popularidad del partido ultraconservador AfD?

El hecho es que, inmediatamente después de la caída del Muro, se necesitaban con urgencia alemanes occidentales, por ejemplo, en el poder judicial. Muchos juristas de la RDA fueron apartados o tenían una formación inadecuada. Iris Goerke-Berzau llegó a Sajonia-Anhalt desde Alemania Occidental en los años 90 y ayudó a establecer el poder judicial. Ha permanecido hasta nuestros días. La economía de los nuevos estados federados también está determinada por alemanes occidentales como Ludwig Koehne. Licenciado en Oxford, llegó al este en 1992 y trabajó para la sociedad estatal encargada de liquidar el patrimonio industrial heredado de la RDA. Cuando el fideicomiso se disolvió en 1994, adquirió la antigua empresa pública "Schwermaschinenbau S.M. Kirow" de Leipzig y la convirtió en líder del mercado mundial de grúas ferroviarias. Koehne destaca que, sin el conocimiento y el capital occidentales, el rescate no habría sido posible. Con Angela Merkel y Joachim Gauck hay excepciones notables: alemanes del Este que triunfaron. Otra de ellas es Manja Kliese, de 45 años, que dirige el Centro de Respuesta a Crisis del Ministerio de Exteriores. Ella lo sabe: "Muchos alemanes del Este ni siquiera se atreven a postularse para una carrera como la mía". Los germanoorientales también están infrarrepresentados en puestos directivos del Ministerio de Exteriores. "Tenemos un enorme problema ", según Kliese, "si la gente del Este está en manos por foráneos durante décadas". Esto explica también el enorme distanciamiento con las élites y el apoyo a la ultraderecha. Pero también anima a otros alemanes del Este a implicarse y representar mejor a esa región de Alemania.