En Reino Unido la violencia con armas blancas entre jóvenes crece de forma alarmante. La política y la sociedad civil llevan años enfrentándose a esta tendencia. Según los trabajadores sociales, el problema no puede resolverse solo con prohibiciones.
En Inglaterra y Gales se han producido más de 50.000 agresiones con arma blanca en el último año. Las cifras son preocupantes. La capital británica, Londres, registra más actos de violencia con arma blanca que toda Alemania. En las redes sociales circulan innumerables vídeos que muestran peleas entre bandas rivales o individuos jóvenes, utilizando machetes, espadas o cuchillos de cocina. El fácil acceso y la omnipresencia de los cuchillos conducen a un círculo vicioso de consecuencias terribles. El problema de la violencia con armas blancas entre los jóvenes es conocido desde hace tiempo en Reino Unido. Los políticos han respondido endureciendo las penas, imponiendo prohibiciones e intensificando las intervenciones policiales. Además, los programas de prevención cuentan con un creciente apoyo. Sin embargo, expertos y trabajadores sociales coinciden en que hace falta algo más que leyes más estrictas. Son necesarios programas a largo plazo, inversiones en los barrios problemáticos y la integración activa de los jóvenes en la sociedad. Solo así se podrán transmitir alternativas a la violencia y la delincuencia. Según los expertos, la violencia con cuchillos no es solo un problema de seguridad, sino también un problema social. Por eso para resolverlo es necesario un esfuerzo de toda la sociedad, desde la política hasta la sociedad civil.