Las redes racistas y de extrema derecha se extienden por todo el mundo. Perpetran atentados contra minorías e instituciones democráticas. Las autoridades de Estados Unidos y Europa consideran este movimiento más peligroso que el terrorismo islamista.
Los grupos de extrema derecha están interconectados en todo el mundo y difunden su ideología de la supremacía blanca a través de las plataformas digitales. Especialmente las redes sociales y los servicios de mensajería cifrada, como Telegram, permiten difundir contenidos en tiempo real y captar nuevos adeptos.
Payton Gendron, de 18 años, mata con un fusil de asalto a diez personas, la mayoría afroamericanas, en un supermercado de Buffalo, en el estado de Nueva York. Gendron se había radicalizado con los videos y textos sobre supremacismo blanco y extrema derecha que el adolescente británico Daniel Harris publicaba en internet.
El problema es global: un joven de 17 años armado con un machete y cócteles molotov intenta asaltar una escuela en el estado brasileño de São Paulo. Lleva un brazalete con la cruz gamada. Son solo algunos de los casos documentados en el reportaje, que muestra claramente que el terrorismo de ultraderecha es una amenaza real.
Alemania constituye otro foco. Sufrió atentados cometidos por ultraderechistas en Hanau, Halle y Múnich. Se inspiraron en Brenton Tarrant, que asesinó a 51 personas en dos mezquitas de Christchurch, en Nueva Zelanda, y en el noruego Anders Breivik, que mató a tiros a 69 jóvenes en un campamento de las juventudes del Partido Laborista en la isla de Utøya, tras detonar en el distrito gubernamental de Oslo una bomba que mató a ocho personas más. Justificó sus asesinatos en un video y en un manifiesto de 1500 páginas que se hicieron virales. Al igual que al australiano Tarrant, que también escribió un manifiesto titulado "El gran reemplazo”, lo que mueve a Breivik es la superioridad de la raza blanca, supuestamente atacada y reemplazada por inmigrantes. Una visión que, al parecer, comparten cada vez más personas ajenas a los círculos extremistas. Como resultado, el odio y el racismo se extienden por todo el mundo como un virus.
Las investigaciones del documentalista Dirk Laabs prueban que los soldados y veteranos suponen un peligro especialmente grave en Estados Unidos, Francia, Alemania, España y Rusia. Los exsoldados y militares en activo, que mantienen vínculos en todo el mundo, suponen un potencial riesgo para la sociedad. Los mercenarios de extrema derecha también constituyen una amenaza, sobre todo por su experiencia en combate, su acceso a las armas y sus redes profesionales. El documental muestra los paralelismos y coincidencias entre estos grupos de extrema derecha aparentemente tan diferentes.
Pero, ¿cómo confrontar el odio? ¿Cómo detener el terrorismo de extrema derecha? ¿Cómo proteger a la sociedad democrática, a las personas y a las instituciones estatales del terrorismo de la ultraderecha?
El reportaje, rodado en Estados Unidos, Europa, los países escandinavos y Brasil, narra la evolución del peligro que supone este terrorismo, subestimado durante demasiado tiempo, y ahora exacerbado por políticos populistas como Donald Trump y partidos de derecha radical.
El documental de Dirk Laabs analiza los mecanismos que llevan a la radicalización y discute posibles estrategias para confrontarlo en las sociedades democráticas. La pregunta central es: ¿cómo ganar la batalla digital y real contra la creciente violencia de la ultraderecha?