Ríos serpenteantes, innumerables canales y una cascada impresionante. Aquí se bañan los elefantes, mientras que las personas viven en casas sobre pilotes. El agua, fuente de vida, está presente en cada rincón del oeste de Tailandia. Y el ferrocarril sigue su curso.
"Khlong" es el sonoro nombre de los canales que atraviesan Tailandia. Los trenes cruzan sobre numerosas masas de agua, también a través del famoso puente sobre el río Kwai, inmortalizado en el cine. El viaje comienza en Mae Klong, en el golfo de Tailandia, donde el ferrocarril pasa a través de un mercado que se instala sobre las vías. En cuestión de segundos, los vendedores recogen sus puestos al paso del tren.
El recorrido alterna entre áridas salinas y exuberante naturaleza tropical. Durante siglos, los habitantes han aprovechado el agua del mar para la producción de sal.
Desde Bangkok, un tren se dirige al noroeste por la ruta del llamado "Ferrocarril de la Muerte". Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés obligó a prisioneros de guerra y trabajadores forzados a construirlo. Hoy, menos de un tercio sigue en funcionamiento, lo que convierte el trayecto en una búsqueda de vestigios del pasado. Junto al monumento conmemorativo en Hellfire Pass, investigadores ferroviarios y un abad budista trabajan para preservar este conmovedor fragmento de la historia mundial.