La delincuencia está acabando con la industria turística en Ecuador. Las bandas criminales infunden miedo en los viajeros, quienes ahora optan por destinos más seguros, dejando vacías las mejores playas ecuatorianas. Los más golpeados por la crisis son los pequeños negocios, que tuvieron que buscar otras fuentes de ingresos. Aunque todavía hay zonas relativamente tranquilas, si las autoridades no logran frenar la ola de violencia, el futuro del turismo en el país quedará en la cuerda floja.