Una catástrofe natural tras otra. Cada nueva guerra peor que la anterior. ¿Se acostumbra uno a tantas noticias terroríficas? ¿Podría esa reacción ante la guerra y el cambio climático incluso ayudarnos a evitar que nos quedemos bloqueados?
Causan las malas noticias un cortocircuito emocional en las personas? ¿O necesitamos las constantes noticias sobre las crisis para activar nuestro modo de sobrevivencia?
El organismo humano está preparado para manejar los estímulos negativos, según la neuropsicóloga Ursula Koch. En Ámsterdam, la experta en comunicación Dominique Wirz estudia el procesamiento de emociones dependiendo de la intensidad del consumo de medios de comunicación. En Médicos Sin Fronteras se puede observar que sus trabajadores en zonas de guerra suelen abordar de forma distinta, o incluso mejor, el verse expuestos a un cúmulo de imágenes impactantes relacionadas con las crisis que los adictos a las noticias que, pasivamente desde sus casas, se la pasan ‘escroleando’ con su celular.
¿Qué se necesita para lidiar de forma más constructiva con noticias difíciles o perturbadoras? ¿Y por qué los activistas de la iniciativa "Psicólogos por el Futuro” se dedican particularmente a ver cómo podemos aprender a lidiar con las noticias climáticas inquietantes?
El autor del reportaje, Sören Senn, se describe a sí mismo como adicto a las noticias y explora qué consecuencias tiene para él acostumbrarse al incesante flujo de malas noticias y si tendría sentido mejorar su comportamiento mediático.