El 25 % de los niños en Berlín vive en la pobreza. Quienes crecen en el municipio Marzahn-Hellersdorf casi no tienen oportunidad de ascender socialmente. Aun así, aquí hay personas que luchan por su lugar en la sociedad.
Pierre Hollberg presupuesta diez euros por día para la comida. Esta debe alcanzar para seis personas. Vive con su mujer, gravemente discapacitada, y sus cuatro hijos en un piso de tres dormitorios y menos de 90 metros cuadrados. La cama matrimonial está en la sala de estar, por lo cual no hay sitio para una mesa donde comer. La suegra, Evi, ayuda a la numerosa familia como puede. Cada quince días acude al Banco de Alimentos, una asociación que distribuye comida gratuita.
Los motivos de un empobrecimiento pueden ser múltiples: enfermedad, desempleo o separación. Las madres autónomas se ven especialmente afectadas. Jessica Laue, madre de tres hijos del barrio berlinés de Hellersdorf, estuvo desempleada muchos años tras separarse del padre de sus hijos, a pesar de tener dos títulos de formación profesional. Hace poco consiguió un trabajo de tiempo completo, pero su sueldo es inferior a los subsidios sociales que recibía antes. Sin embargo, trabajar es importante para ella. Quiere dar un buen ejemplo a sus hijos y ahorrarles una vida en pobreza.
Dar una oportunidad a los niños de Hellersdorf es desde hace 30 años el objetivo de El Arca, una organización humanitaria financiada exclusivamente con donaciones. Pascal "Kalle” Höhn fue un niño de El Arca. Tras una infancia problemática, graves estallidos de violencia en la adolescencia y dos años y medio en un centro de menores, se está formando para ser asistente social. En el Arca, quiere ayudar a los jóvenes a no «perder el rumbo» como le sucedió a él.
La pobreza tiene muchas caras y puede afectar a cualquier persona. Roba esperanza a los adultos y perspectivas a los niños. Priva de dignidad a las personas. Y el riesgo de caer en la pobreza está aumentando, incluso en un país tan rico como Alemania.