Son unas 500.000 personas y representan el mayor obstáculo para que pueda constituirse un Estado palestino, ya que habitan y se mantienen firmes en lo que la Comunidad Internacional denomina los Territorios Ocupados. No se identifican como colonos ni como ocupantes o invasores; prefieren verse a sí mismos como residentes, pioneros o simplemente ciudadanos de Israel. Algunos creen estar cumpliendo una misión espiritual, esperando la llegada del Mesías en la tierra de Abraham. Otros se consideran una barrera de protección frente al avance del extremismo islámico que sacude países como Siria e Irak. Sin embargo, para la mayoría, la razón principal que les empuja a establecerse en estas zonas es el menor costo de la vivienda.
Nos adentramos en ese universo, lleno de personas determinadas y tenaces que miran con desconfianza al forastero y a los medios internacionales. Con una actitud introspectiva y una percepción del mundo marcada por el victimismo. Están convencidos de que el antisemitismo sigue siendo una fuerza dominante global, que forman parte de un pueblo elegido y que esa tierra les fue otorgada por Dios. Así llegamos a lo que para ellos es la Tierra Prometida.