A medio camino entre el poema en prosa y la meditación literaria, los breves textos de «La morada infinita» las piezas son un testimonio de amor a la creación literaria; un canto a la lectura y al que lee; una meditación sobre el valor de la palabra como fuente del acto poético; la palabra como acto vital; el poema como cifra de un impulso que nos constituye y nos trasciende; una reflexión sobre las preguntas radicales que plantea la poesía; sobre el acontecer humano sobre el que se sustenta la palabra poética. La poesía como legado. Para qué escribimos y, sobre todo, para qué leemos.