El cobalto es un metal codiciado, entre otros, por fabricantes de smartphones y autos eléctricos. Casi el 75 por ciento de la producción mundial de esta materia prima proviene del Congo. Pero en las minas de cobalto también trabajan niños.

El cobalto se emplea en las baterías de teléfonos inteligentes, de autos y bicicletas eléctricas, y también en tecnologías médicas y en la construcción de aviones. Unas tres cuartas partes del cobalto mundial vienen del corazón de África: la República Democrática del Congo. Kolwezi, al sur del país, es considerada la capital del cobalto. Es una ciudad en la fiebre de los metales. Minas industriales como las del gigante suizo de materias primas Glencore o de empresas chinas colindan allí con minas ilegales, donde cientos de miles de personas pican la roca para extraer el metal. En ellas, al parecer, trabajan también niños. Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Save the Children sospechan que hay decenas de miles de niños trabajando en las minas ilegales de cobalto. Por este motivo, los activistas instan reiteradamente a boicotear el cobalto proveniente del Congo. ¿Pero en qué medida están involucrados los niños en la extracción de cobalto hoy día? ¿Y qué pueden hacer al respecto los consumidores? ¿Qué responsabilidad asumen las empresas? ¿Se aseguran de que el cobalto que utilizan no provenga del trabajo infantil?