El periodista iraní Ruhollah Zam creció bajo el régimen clerical. Su padre forma parte del círculo más estrecho del líder supremo Alí Jamenei. Cuanto más descubre Zam, más se convierte en opositor.
Zam abandona su país en 2009 tras denunciar públicamente el fraude electoral en la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad, enfrentándose así a los mulás en el poder. Zam huye a Francia, donde recibe asilo y funda el canal de noticias Amadnews, a través del cual revela casos de lavado de dinero en Irán. Tras recibir amenazas de muerte, las autoridades francesas le asignan protección, junto a su esposa e hijos.
La documentalista sueco-iraní Nahid Persson Sarvestani se pregunta: ¿por qué alguien se somete a tantos sacrificios? Zam vive confinado en su casa, sin poder salir por miedo a ser atacado. Su vida en el exilio se vuelve asfixiante, hasta el punto de dormir con una máscara de oxígeno, pues raramente puede respirar aire fresco. Persson Sarvestani documenta la vida de la familia en el exilio y presencia en tiempo real cómo el régimen iraní logra infiltrar su círculo de confianza con "topos” que lo traicionan. Finalmente, Zam cae en una trampa y es secuestrado, y llevado de regreso a Irán. Tras 14 meses de prisión, una confesión forzada y un juicio transmitido en vivo por la televisión iraní, Ruhollah Zam es condenado a muerte y ejecutado.