La comunidad de Linha Cristal, un pequeño pueblo en Serra Gaúcha, ya no soporta el mal olor de las aguas residuales. Marina (Fernanda Torres), una residente comprometida, lidera el comité y solicita R$ 8,000 al ayuntamiento para construir una una fosa en el arroyo, pero resulta que el gobierno no tiene fondos para tales proyectos de saneamiento. Sin embargo, disponen de R$ 10,000 para la producción de una película de ficción.
Ante esto, Marina y su esposo Joaquim (Wagner Moura) deciden hacer una película de ficción como pretexto para asignar el presupuesto a la construcción de la fosa. El plan es simple pero creativo: utilizan los fondos culturales para satisfacer las necesidades de la comunidad y, con lo que sobra, filman una película de bajo costo sobre un monstruo ficticio que aterroriza las obras de saneamiento.
Marina escribe un guion, Joaquim crea un disfraz, Silene (Camila Pitanga) acepta ser actriz, y Fabrício (Bruno Garcia) tiene una cámara. Luego conocen a Zico (Lázaro Ramos), quien sabe editar. Poco a poco, el rodaje involucra a todos los residentes locales, que aprenden sobre cine de una manera muy práctica.
"Servicios de Saneamiento, la película" reflexiona sobre la importancia del arte y la cultura como herramientas de transformación social, mientras critica sutilmente las políticas públicas y la gestión de recursos. A diferencia del ficticio "El Monstruo de la fosa", esta película cuenta con un elenco y equipo técnico premiados.