En 2002 la prostitución en Alemania dejó de ser ilegal, pasando a considerarse un servicio. Vivien trabajó durante cuatro años como acompañante y dominatriz. Christina fue obligada a prostituirse por su madre, que era drogadicta.
La legalización se hizo partiendo de la idea de que las trabajadoras del sexo se prostituyen voluntariamente y que son mayores de edad. Sin embargo, la realidad suele ser muy diferente.
Vivien y Christina hablan de su vida como trabajadoras del sexo y de su salida del mundo de la prostitución.
Vivien es ahora trabajadora social y presta apoyo a chicas jóvenes. En su juventud, con una madre soltera, sufrió estrecheces económicas. También anhelaba el reconocimiento masculino. Fue abusada sexualmente, llegando a ser violada en una ocasión. Además del rechazo que le generaban los clientes, pronto comenzaron a aparecer reacciones físicas. Dejó la prostitución a finales de 2022. Ahora trabaja en Sisters., una asociación que apoya a las prostitutas.
Christina encontró la salvación en un centro de acogida para mujeres. Había vendido su cuerpo en burdeles, casas de citas y, a menudo, en la calle, donde fue víctima de mucha violencia. Christina logró escapar en una acción relámpago. Pero no pudo soportar el mundo aparentemente perfecto y volvió a la noche, a la vida que conocía. Un año después, protagonizó un nuevo intento para dejar la prostitución, que esta vez sí coronó con éxito. Hoy vive con su hija en un centro de acogida.
Desde que se legalizó la prostitución, se han abierto menos investigaciones por trata de personas con fines de explotación sexual. Helmut Sporer, excomisario en el área de prostitución y trata de personas, explica que muchas mujeres tienen miedo a testificar.