Al gobierno conservador de Italia no le gustan las familias homoparentales. Los niños con dos madres o dos padres no encajan en la imagen de familia tradicional de la primera ministra Giorgia Meloni. Hogares LGBT bajo presión.
Daniela y Valentina son una pareja de lesbianas de Padua. Registraron su unión civil en 2019. Su hija Caterina nació en agosto de 2022. Fue concebida mediante donación de esperma en Dinamarca. Su felicidad familiar parecía perfecta hasta la llegada al poder de la ultraderechista Giorgia Meloni.
Y es que para la coalición conservadora que gobierna Italia, las familias homoparentales no forman parte de lo que se entiende por familia «natural». En su inmovilismo, quieren imposibilitar a parejas del mismo sexo la inscripción de ambos progenitores en el certificado de nacimiento de sus hijos. En Padua, la fiscalía ha llegado a impugnar ante los tribunales los certificados de nacimiento de varios niños. Incluido el de Caterina. Si los jueces invalidan la partida de nacimiento, la madre no biológica pierde de un plumazo todos sus derechos.
De eliminarse el nombre de Daniela de la partida de nacimiento de Caterina, tendría amplias consecuencias. Recoger a la niña del colegio sólo sería posible con un poder notarial. Viajar sola al extranjero con la niña sería prácticamente imposible. Y no podrá decidir nada cuando vaya al médico: «Eso es abuso de poder por parte del Estado. Con unas pocas líneas y palabras frías me dicen que no existo, que tengo que hacerme a un lado».
El gobierno de Meloni defiende la familia católica tradicional a costa de las minorías. Todo lo que no se ajusta a la tradición conservadora es discriminado y criminalizado. En Italia, por ejemplo, no hay ninguna ley que proteja a las familias homoparentales, sigue sin existir el «matrimonio para todos» y los homosexuales no tienen posibilidad de adoptar un niño.