El famoso Canal de Panamá, que conecta el Atlántico con el Pacífico, enfrenta desafíos sin precedentes. Este vital paso para el comercio mundial en varias ocasiones se ha visto bloqueado, con buques de carga esperando semanas para cruzar.
Diariamente, unos 30, 40 barcos atraviesan el canal, transportando 1,5 millones de toneladas de carga. Para mantener operativo este recurso clave, principal fuente de ingresos del país, las autoridades panameñas han recurrido a medidas extremas, desviando grandes cantidades de agua dulce de los reservorios del país al canal. Cada barco que cruza utiliza alrededor de 200 millones de litros de agua dulce, que terminan en el océano, reduciendo el suministro de agua potable para la población local.
Durante el peor momento de la crisis de 2023, más de 163 barcos estuvieron anclados a la espera de cruzar. Esto ha llevado a muchos operadores de carga a evitar el canal, optando por rutas alternativas más largas. Para los que tienen prisa hay una solución. La Autoridad del Canal ofrece subastas para comprar pases de emergencia. Se ha llegado a pagar hasta 2,5 millones de dólares por un pase, es decir 40 veces la tarifa normal.
Pero Panamá no es solo un punto de tránsito para bienes, sino también una peligrosa ruta migratoria. En 2023, medio millón de personas - hombres, mujeres y niños - arriesgaron sus vidas cruzando la ruta hacia Norteamérica. A pesar de los riesgos, la cantidad de migrantes aumenta cada año.