Apodado el país de las eternas primaveras, Guatemala alberga una gran diversidad de climas y territorios, así como grandes tesoros artísticos y culturales desconocidos. De hecho, fue esto último lo que atrajo a la fotógrafa Joanne Trimper Garrucho. Radicada en Antigua, la antigua capital del país, ha inmortalizado durante doce años la riqueza espiritual de un mundo misterioso, el de los chamanes descendientes de los mayas. Es una de las pocas occidentales que puede fotografiar sus ceremonias. Prohibidas antes de los acuerdos de paz de 1996, estas prácticas perduraron en la clandestinidad y actualmente se están dando a conocer gracias al trabajo de Joanne.
Luego conocemos a Edna Álvarez, una arquitecta que lo dejó todo para salvar al emblema nacional, el quetzal. Tras la muerte de su padre, decidió tomar las riendas de los Ranchitos del Quetzal, una reserva natural amenazada por la deforestación. Proteger al quetzal, actualmente en peligro de extinción, le ha permitido a Edna encontrar un sentido a su vida.
Más al norte, en otro refugio para la fauna, conocemos Rowland Griffin. Para este especialista en serpientes y cocodrilos, la Laguna del Tigre es el terreno ideal. Con más de 300,000 hectáreas de selvas y pantanos, es la mayor zona húmeda tropical de América Central y el primer parque nacional del país. Rowland trabaja día y noche para la preservación de los cocodrilos de Morelet. Su censo en el río San Pedro ha permitido salvar a esta especie que estuvo al borde de la extinción.
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