Computadoras, autos, celulares, tostadoras: innumerables objetos cotidianos contienen microchips. Son diminutos y baratos, pero desde el inicio de la pandemia de coronavirus están en el centro de una pugna política e industrial.
Con la guerra comercial entre Estados Unidos y China como trasfondo, este reportaje arroja luz sobre múltiples aspectos de este conflicto y da voz a los actores más influyentes del sector industrial.
Nadie duda de que los microprocesadores son un bien de importancia estratégica tan crucial como el petróleo. Por eso la batalla por los microchips podría redefinir la situación geopolítica mundial. En Estados Unidos y Europa, el temor a la escasez de microprocesadores está provocando una avalancha de proyectos de inversión en el sector. Tras haber llevado a Asia la fabricación de microchips en la década de 1990, las empresas líderes de los países occidentales intentan devolverla a casa para recuperar el control de la cadena de producción. En 2022 se aprobaron dos leyes con este fin: la Ley Europea de Chips, iniciada por la Comisión Europea con Ursula von der Leyen, y como respuesta, la Ley de Ciencia y Chips estadounidense del presidente Joe Biden. China, Estados Unidos, Europa: grandes potencias mundiales pelean por diminutos microchips. En la nueva guerra fría comercial parece que están permitidos todos los medios. La pandemia y la escasez de recursos han alimentado el deseo de recuperación industrial y soberanía económica. Pero, ¿es posible esta reindustrialización? ¿Puede Occidente cuestionar de esta forma los fundamentos de la globalización?
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