El Mar Muerto, cuyas aguas comparten israelíes, jordanos y palestinos, se está secando. Conocido por su excepcional situación geográfica y sus propiedades curativas, es en realidad un lago salado y el más profundo del planeta.
La desecación del Mar Muerto está causando daños generalizados, como enormes socavones, playas abandonadas y derrumbes de carreteras. No se debe a un capricho de la naturaleza sino a un consumo excesivo y una mala gestión del agua. Si no se toman medidas, el Mar Muerto tiene los días contados. En una región marcada por continuos conflictos y una economía destructiva, los recursos naturales se agotan. Para salvar el Mar Muerto, se requiere la cooperación de todos los países vecinos. Tres personas - un jordano, un israelí y un palestino - sienten que no pueden quedarse de brazos cruzados y se han lanzado a una campaña conjunta, un acto sin precedentes y extremadamente peligroso: cruzar a nado el Mar Muerto, desde Jordania hasta Israel, para llamar la atención del mundo sobre la difícil situación de esta despensa de agua moribunda.