Desde la revolución de 2011, los coptos de Egipto soportan un ciclo de violencia sin precedentes. La llegada al poder de la Hermandad Musulmana en 2012 resultó en una serie de ataques dirigidos. Docenas de iglesias han sido quemadas o saqueadas en todo el país. Desde finales de 2016, una ola de ataques se dirigió a la comunidad copta, y todavía la persigue hoy.