Desde la invasión de Ucrania, se han incautado muchos yates de lujo de oligarcas rusos. Algunos trasladaron sus palacios flotantes a Turquía para evitar sanciones. Sin embargo, la construcción y el negocio de los yates siguen prosperando.
Los superyates vinculados a los oligarcas desaparecieron repentinamente; sus sistemas de identificación automática estaban deshabilitados. Los yates, que llegan a estar valorados en 600 millones de euros, siempre han sido el máximo símbolo de estatus, codiciados y despreciados en igual medida. La diseñadora de interiores Sabrina Monteleone-Oeino presenta sus últimas creaciones en el Superyacht Show anual en Mónaco. Pero en un mundo amenazado por la crisis climática, consumen casi 500 litros de diésel por hora.
Sin embargo, la industria de la navegación está tratando de reconstruir su mala reputación con nuevas tecnologías y aplicaciones potenciales. Francis Lapp inventó un yate que funciona con energía solar. Otros fabricantes están trabajando en motores impulsados por hidrógeno. El documental explora el mundo en evolución de los yates de lujo.
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