Aunque sepamos mucho sobre el sistema solar y el cosmos que nos rodea, el hecho es que, en términos de lo que aún está por descubrir, esto es sólo una pequeña fracción. El hombre es como un recién nacido perdido en un moisés que le queda demasiado grande. Acurrucado en un rincón de su cama, encuentra el sueño mientras busca el contacto reconfortante de su pequeño mundo. El ser humano, como este niño, roza constantemente los límites del universo. En este sentido, la astronomía es mucho más que una ciencia, es lo que une al hombre con su origen y su propia sustancia. La historia del universo es SU historia. Así, desde que el hombre tomó conciencia de sí mismo, su mirada se dirigió al cielo. Y desde hace siglos, busca cada vez más lejos. Hoy vamos a tocar este marco con la punta de los dedos, e incluso ir más allá. Aunque el hombre nunca ha cruzado el límite del universo observable, la ciencia le permite verlo desde distintos ángulos.