Preparar el regreso del hombre a la Luna, su llegada a Marte, o incluso su instalación en uno de los miles de millones de exoplanetas del Universo es la mejor manera de reiniciar la máquina de los sueños de una humanidad desilusionada, que se pasa el tiempo mirando el mundo por el extremo pequeño del catalejo. Extendiendo nuestras raíces al espacio, comprenderemos por fin que somos humanos antes que terrícolas.