Tal vez hubo un halo de esperanza a que la extensa guerra de la coalición saudí contra Yemen tuviera un final a corto o mediano plazo con lo acontecido en este conflicto en 2022.
El 2 de abril, Naciones Unidas anunció un alto el fuego integral de dos meses entre la llamada coalición liderada por Riad y las fuerzas yemeníes. El 2 de agosto se pactó una prórroga de dicha tregua, hasta el 2 de octubre.
Tras el paso de ese tiempo, y las numerosas violaciones al alto el fuego por parte de los saudíes, la tregua finalizó.
El enviado especial de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, lamentó que no se llegara a un acuerdo. A su criterio, una tregua extendida y ampliada “proporcionaría beneficios fundamentales adicionales a la población”.
Por su parte, el movimiento de resistencia yemení había condicionado la prórroga de la tregua al levantamiento del bloqueo saudí. Un bloqueo que sigue agravando la crisis humanitaria de esa nación.
Lo cierto es que las minas, bombas y otros explosivos sembrados por la coalición liderada por el Reino de los Al-Saud, dejaron unas 324 víctimas entre muertos y heridos desde el pasado abril.
Mientras las fuerzas yemeníes dicen estar preparadas para las acciones de represalia hacia el adversario, la ONU recuerda que las negociaciones continuarán para extender un alto el fuego, que desde un principio pareció haber nacido muerto, a criterio de los yemeníes.
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