Entre 1941 y 1944, tuvo lugar el devastador asedio de Leningrado, la antigua ciudad de San Petersburgo, por parte de las fuerzas del III Reich y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Tras sufrir años de penurias inenarrables, la heroica resistencia de los civiles soviéticos y del Ejército Rojo logró evitar la caída de la antigua ciudad de los zares bajo el yugo alemán.