Reacciones en países latinos, ha generado las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien consideró que "no es racional" deportar a ciudadanos migrantes de Venezuela, Cuba y Nicaragua, de vuelta a sus países, y afirmó estar trabajando con México para frenar el flujo de dichas llegadas.
Mientras el mandatario alega querer frenar el flujo migratorio, asegura que la situación en la frontera es "totalmente diferente" a la que había en la Administración de Donald Trump y que "llegan menos migrantes de Centroamérica y México".
Lo cierto es que este tema migratorio vuelve a ser uno de los grandes tópicos de cara a la campaña de las elecciones de medio mandato de noviembre próximo, a raíz de la decisión de algunos gobernadores republicanos de enviar grupos de indocumentados a estados gobernados por demócratas como medida de protesta por la política migratoria del presidente Biden.
De hecho, desde abril, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, envía regularmente autobuses con migrantes, a Washington, Nueva York y Chicago como respuesta al intento del mandatario demócrata, de rescindir el Título 42, una política sanitaria que permitía deportaciones exprés de migrantes en la frontera.
Las reacciones no se hicieron esperar. Desde Caracas, el presidente Nicolás Maduro, reprochó la falta de tratamiento profesional y humano de la administración Biden, respecto a las migraciones. Desde Cuba, también llegaron las críticas ante la continua política de bloqueo económico y comercial contra la isla caribeña, que ha detonado mucha más pobreza y dificultades.
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