La Costa Azul es sinónimo de glamur y lujo, de festivales de cine y estrellas, de yates y villas. Las personalidades más famosas del siglo pasado se dieron cita aquí. Esta región debe su exclusivo mito a sus amores y pasiones.
La Costa Azul no es solo un paisaje de una belleza impresionante. El mundo entero asocia esta estrecha franja costera del litoral mediterráneo francés con el sol, las estrellas y los escándalos. En Saint-Tropez, un antiguo pueblo de pescadores, la joven Brigitte Bardot daba origen a una nueva y sensual forma de vivir. Más al este, la entonces recién ganadora de un Óscar, Grace Kelly, conquistaba el Principado de Mónaco. Su matrimonio con el príncipe Rainiero se convirtió en el acontecimiento del siglo. Su casamentero, el armador griego Aristóteles Onassis, quería pulir así la imagen de este estado en miniatura.
Cuando uno de los festivales de cine con más glamur del mundo fue inaugurado en Cannes, todo el mundo acudió a la Costa Azul. Casi todos sus famosos visitantes del siglo pasado coincidían en un mismo lugar: el Hôtel du Cap-Eden-Roc, en Antibes. Este ha sido hogar de artistas, reyes, divas y estrellas desde hace 150 años. El rey Eduardo VIII encontró aquí un discreto escondite para refugiarse con su amante Wallis Simpson. Marlene Dietrich, por el contrario, se preocupaba poco por la discreción en sus amoríos. Desde 1969 el hotel es propiedad de la familia industrial alemana Oetker, cuya heredera, Maja Oetker, describe sus recuerdos personales de los últimos 50 años. Hasta el día de hoy, la Costa Azul no ha perdido nada de su atractivo, siendo más que un lugar de ensueño, todo un mito.
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