Valerio Rocco Lozano, filósofo y director del Círculo de Bellas Artes, reflexiona en este Congreso #FigurasDelFracaso en relación a los términos ERROR y NAUFRAGIO.
ERROR (extracto inicial)
En griego, dos verbos principales expresan la contraposición acertar/errar: tynchano/hamartano. Errar, fallar, se comprende en este nivel por oposición al verbo de los aciertos y la buena fortuna. Existen al respecto diferentes niveles semánticos. Tynchano es, en Homero, el verbo de los encuentros por excelencia. En un primer momento y principalmente en el seno de la Ilíada, su contexto de aplicación es el ámbito de la batalla. Forma parte, por tanto, del vocabulario bélico y designa el contacto entre un arma y el cuerpo del enemigo, o el atuendo guerrero del mismo, como resultado de un embate o lanzamiento.
NAUFRAGIO (extracto inicial)
El término «naufragio» procede del latín «naufragium», a su vez derivado de la composición de las palabras «navis», navío (a su derivado del griego «naus») y «frangere», «romper». Esta etimología indica que el naufragio no es tanto el hundimiento del barco, sino su causa inmediata (y previa): el golpe contra un elemento externo que quiebra la estructura de la embarcación. Por tanto, el naufragio en latín siempre conlleva el sentido de una cierta fatalidad exterior y es achacable a elementos en parte ajenos al elemento subjetivo (la tripulación).
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