Tras la ceremonia del invierno en tierras Kalash, tocaba descender hacia las zonas de las grandes urbes, pero el corazón no nos permitía irnos sin llegar hasta las etnias de las que nos habían hablado. Debían habitar el fondo de esos valles y no se relacionaban mucho con los demás poblados, eran los Nuristani. Conseguimos encontrarlos y allí se jugó un partido del violento buzkashi. También mencionaron otra etnia de místicos nómadas de las montañas, y así fue como encontramos a los Gujjar.