"La próxima pandemia saldrá de la Amazonia", afirma Alessandra Nava. La investigadora de Manaos se dedica a estudiar a los murciélagos. Quiere averiguar qué virus se esconden en la selva amazónica y si pueden ser peligrosos para el ser humano.
Para ello se adentra en las profundidades de la selva amazónica, donde captura con redes o trampas, diferentes especies de murciélagos. Ya ha comprobado en el laboratorio la presencia de nuevos virus tanto en la sangre de murciélagos como en la orina de roedores. Esos virus podrían afectar en algún momento al ser humano. Las denominadas zoonosis son cada vez más frecuentes. Y cuanto más se acerque el ser humano a la selva, mayores serán las probabilidades de contagiarse.
La destrucción de la selva eleva el peligro de pandemias: allá donde las zonas de cultivo lindan con la selva, los investigadores registran cada vez más casos de enfermedades como el dengue, por ejemplo. Es en estas zonas limítrofes donde el virus se propaga con mayor facilidad, pues hay menos variedad de especies -sobre todo hay reses, cerdos y gatos- lo que hace que el virus se adapte con rapidez a los nuevos huéspedes. Luego es solo cuestión de tiempo su adaptación al organismo humano. "Si seguimos por ese camino no falta mucho para que nos veamos frente a una nueva pandemia", dice Nava. Una pandemia que podría propagarse en todo el mundo desde Brasil.
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