Año tras año, miles de personas son introducidas ilegalmente en Europa. Algunas con visa de turista o de estudios obtenidas fraudulentamente, otras con contratos ficticios de trabajo. La fantasía de las mafias no tiene límites.
Una organización sirio-polaca vinculada por lazos familiares, introdujo ilegalmente en Alemania a ciudadanos de Siria. El precio: 8.000 euros. El método: visa turística obtenida de forma ilegal. La jefa de la banda fue condenada, en primera instancia, a tres años y medio de prisión. Otro grupo de traficantes, esta vez germano-indio operaba desde Eilenburg (Sajonia). Su "especialidad”: bodas de conveniencia. Mujeres rumanas o checas, de una parte, y hombres de Pakistán o India, por otra. Precio para el aspirante a vivir en la UE: 20.000 euros. Debido a un vacío legal, los traficantes saben que no les esperan fuertes sanciones.
Aunque la policía alemana ha logrado desmantelar los últimos años varias redes de traficantes de personas, siempre surgen otras nuevas. La demanda es infinita.
Los grupos actúan a escala internacional, lo que obliga a las autoridades nacionales a cooperar con otros países.
Naciones Unidas estima que el tráfico de seres humanos es ya tan lucrativo como el de drogas o armas. Los beneficios podrían alcanzar los siete mil millones de dólares al año.
| Licenza: © all rights reserved
