A un año del inicio de la Revuelta Popular / Chile

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Es un análisis de la realidad chilena desde los comienzos de la llegada de la “democracia” y de cómo se fueron riéndose de los chilenos los diversos gobiernos.

El 18 de octubre marcó un antes y un después en el Chile contemporáneo. Millones de personas se movilizaron a lo largo del territorio para exigir dignidad, esa dignidad que fue arrebatada a punta de fusiles y bombas por las fuerzas armadas en absoluta complicidad con quienes gobiernan hoy.

“No son 30 pesos, son 30 años”, fue la consigna que levantaron millones en octubre pasado, enumerando cada uno de los derechos que les fueron arrebatados por el Estado y entregados a empresas transnacionales y nacionales. Sin embargo, el letargo no podía durar para siempre. El oasis que tanto enorgullecía a la clase dominante era un espejismo cargado en los hombros de la clase trabajadora.

La valentía y el arrojo de cientos de estudiantes secundarios hicieron despertar a un país entero cansado de la corrupción, de la injusticia y la miseria propia del sistema capitalista. El 18 de octubre, y a pocos días del primer salto a un torniquete, miles de almas se encendieron.

El sueño colectivo volvía, era más palpable que nunca. No obstante, un puñado de mezquinos empresarios y la clase dominante, como lo hicieron tantas veces a lo largo de la historia de Chile, no dudaron en declararle la guerra al pueblo. Asesinatos, torturas, violaciones y mutilados fue la estrategia que llevó a cabo Sebastián Piñera para acallar las voces que exigían a gritos dignidad por todo Chile. A pesar del dolor, la rabia y la impotencia ante tanta crueldad desatada por los aparatos represivos del Estado, y especialmente de carabineros, el pueblo no se detuvo.

Publicado por: Primera Línea - Prensa, el 18 octubre 2020