Miles de peregrinos se reúnen en La Tirana, pequeño poblado en medio del desierto, para rendir un homenaje conmovedor a la Virgen del Carmen, a la "Chinita" a través de la música, el baile, mandas y sacrificios corporales, pero sobre todo a través de un poderoso sincretismo que incorpora a la religiosidad popular creencias misteriosas y profundas de los mundos tiwanacota y aymara originales.