I. CHE GUEVARA - Investigación sobre un mito: Nacimiento de un guerrillero

ArcoirisTV
Versión con subtítulos en italiano
CHE GUEVARA - Investigación sobre un mito. Parte I - "Nacimiento de un guerrillero"
de Roberto Savio

Filmación de Franco Lazzaretti, Giorgio Attenni, Antonio Eguino y Aldo Scarpa. Con la colaboración de Danilo Baroncini, Dina Nascetti y Empedocle Maffia.
Montaje de Luciano Benedetti.
Documental inédito en tres partes, realizado en 1972 por Roberto Savio. Investigación sobre el "Che" y entrevista al soldado que lo ejecutó.

Parte I - Nacimiento de un guerrillero
Parte II - Las causas de la derrota
Parte III - Muerte de un guerrillero
Cortesía de Roberto Savio

En este reportaje sobre el Che usted tendrá la oportunidad de ver personas que ya no es posible entrevistar, porque muchos de ellos, como el caso de Allende, murieron poco después. Va a poder disfrutar de la única entrevista que ofreció el secretario general del Partido Comunista Boliviano, Mario Monje, a pesar de los ataques que recibió por parte de Cuba y de Fidel Castro; así como de otra entrevista al campesino que denunció al Che ante las tropas bolivianas y del sargento que lo mató en la escuela de La Higuera, donde el Che estaba herido.

Van a ver aquí la versión auténtica del reportaje documental sobre el Che Guevara que realicé en el 1972 y que terminé de montar en los primeros meses del 1973. Este documento nunca fue retransmitido. La RAI, en la cual yo era el director de los servicios para América Latina en aquel momento, la consideró políticamente inoportuna. El director de los servicios periodísticos, Willy de Luca, cuando acabó de visualizar la moviola de compaginación final en italiano me dijo: “Roberto, este servicio no le hace gracia a los cubanos; no le hace gracia a los soviéticos; no le hace gracia a los americanos. ¿Para quien lo has hecho?” Y mi jefe directo, Sergio Zavoli, que había venido cada día durante los dos meses de trabajo de compaginación a mi despacho, y no había dicho una palabra en contra de lo que veía, dijo: “Willy estoy totalmente de acuerdo contigo”.

Moraleja: ese gran trabajo periodístico, era mejor dejarlo por un tiempo de lado. Me dieron como premio un viaje de un mes de duración, con todos los gastos pagados por la RAI al lugar al lugar del mundo que yo eligiera.

Así que partí para Japón, donde recibí un telegrama del compaginador, Luciano Benedetti (en esa época no había ni fax y menos aún Internet), en el que me avisaba de que De Luca y Zavoli estaban recompaginando por completo el reportaje. Puse un cable advirtiendo que, si bien el material pertenecía a la RAI, no lo firmaran con mi nombre, a lo que Zavoli me contestó que la calidad del material no los eximia de sus responsabilidades.

Al volver a Italia hice una declaración a los medios indicando que no había visto la transmisión italiana del documental firmado con mi nombre (de una duración muy limitada), y que no opinaba sobre ella. Solo quería que dejar claro que no era de mi autoría.

Esto levantó un escándalo mayor. De Luca me convocó para decirme dijo que al recibir un sueldo de la RAI podían disponer de mi firma. No acepté aquella tesis, nos peleamos y me destituyo como director de los servicios para América Latina. Quedé a disposición de la RAI por unos meses, esperando en mi casa sin hacer nada. Tenía prestigio como periodista, había ganado el Premio St. Vincent en el 1970, equivalente al Premio Nacional de Periodismo, precisamente con un gran documental sobre América Latina. Era parte del sistema y se esperaba que volviera a él, cosa que yo no tenía la menor intención de hacer. Pocos meses después, en una de las tantas reorganizaciones de la RAI que se realizaban con cada cambio en el gobierno italiano, Willy De Luca pasó a ser Director General de la RAI, y Sergio Zavoli su Presidente. Y con ese cambio de dirección me llegó la carta de despido. Recurrí en el Tribunal y condenaron a la RAI a pagarme una indemnización y a ser reintegrado a mi puesto. Tomé la indemnización y con ella seguí mi propio camino para crear un tipo de periodismo alternativo al sistema comercial.

Mientras De Luca y Zavoli montaban el documental a su modo y reducían la duración de reportaje, tiraron a la basura todo el material con el cual yo tenía planeado hacer dos servicios más. Es una lástima, porqué se trataba de material sobre el papel de la CIA en América Latina y una buena cantidad de entrevistas irrepetibles. Pero tuve la suerte de que el compañero compaginador robó la copia de trabajo de la versión española, que ellos no sabían que yo estaba realizando simultáneamente.

Esta copia, que era material de trabajo y que tiene cumple ahora 42 años, es la que se van a visualizar. De esta copia habría que haber obtenido la copia final, bien acabada, así que van a necesitar de una gran paciencia y cierta imaginación para seguir el reportaje.

El contenido de esta copia está dividido en tres partes. Las dos primeras de una hora de duración y la tercera de 76 minutos. Son tres partes deliberadamente y técnicamente diferentes. La Primera, el camino del Che hasta su llegada a Cuba, es un clásico documento de reconstrucción histórico. La Segunda es el clásico reportaje periodístico sobre la muerte del Che. En aquella época, la posición oficial era que había muerto en combate, y este trabajo fue el primero en desmentirla: la versión que emitió la RAI dejó pasar ese mensaje. La Tercera, que es la más importante, esta construida como una encuesta de reflexión, fórmula que en su época era muy novedosa. Obviamente, hoy el lenguaje televiso es totalmente diferente. Es el tiempo de la imagen que es diferente. Es impensable hacer entrevistas de más de cinco minutos. El sueño del entrevistador de hoy es obtener una respuesta que sea más breve que su pregunta.

Twitter es el nuevo medido de comunicación y tiene muchas ventajas. Pero, ciertamente, una de ella no es el análisis y la contextualización de los temas. El documental presenta al Che a través de los que le conocieron, desde el escolta que pensó en matarlo, hasta el campesino que lo denuncia, o al sargento que finalmente lo mata.

Yo conocí personalmente al Che, pero ese es un cuento para otra ocasión. En este documental el periodista deliberadamente sale de la pantalla y hace preguntas obvias, para que el espectador se sienta en diálogo directo con la realidad.

El mundo ha cambiado desde el 1973, pero las razones del Che para intentar parar el camino de la coexistencia pacifica, se hacen hoy más evidentes. Mas allá de lo racional y de lo realista que fuera el camino que lo lleva a morir en una escuelita de un pueblo en los Andes bolivianos, no hay duda que estamos de vuelta a los niveles de desigualdad social y de una finanza sin controles. Según Oxfam, en el 2025, Inglaterra estará en los mismos niveles de injusticia social que en los tiempos de la Reina Victoria. En aquella época un oscuro filosofo alemán, Karl Marx, escribía en la librería del British Museum sus denuncias contra la explotación de niños y mujeres. Podemos considerar descabellado y pura aventura el camino del Che, pero tenemos que respetar su forma de sacrificio personal, que sabía que al terminar el camino del enfrentamiento al capitalismo, el resultado certero era que se volvía a una época de explotación y de injusticias.

Esta proyección va a volver a dar, a las victimas que puedan dedicar más de tres horas a mirar un material de mala calidad, un mundo diferente. Un mundo en el que la política significaba ideas y visiones, y no eficiencia administrativa. En la que había gente dispuesta a morir por sus ideas, por equivocadas que estas fuesen. Un mundo en el cual los términos “justicia social” y “solidaridad” eran parte del lenguaje político, que hoy los ha eliminado. Un mundo en el cual los ciudadanos creían que era posible cambiarlo, y las fuerzas que se oponían al cambio, se expresaba con las armas. Hoy, desgraciadamente, no hay necesidad de armas. Las finanzas controlan el status quo que es la arma mas temible de la conservación. En un mundo donde se gasta por persona más en publicidad que en educación, donde el mercado ha sustituido al hombre, creo que al final del documental la descubriremos que en cada uno de nosotros hay un pequeño Che.

Roberto Savio