"Dijeron que me dispararían en la pierna para que no pudiera bailar más". El bailarín Ahmad Joudeh relata esa brutal amenaza. La organización terrorista EI lo perseguía. Tuvo que huir de su hogar en Damasco, Siria.
Bailar o morir: esas tres palabras se convirtieron en la declaración de guerra de Ahmad Joudeh contra el EI, el denominado Estado Islámico. Se las hizo tatuar en la nuca. Pero su padre también detesta la pasión de Ahmad por la danza porque en Siria bailar no se considera masculino. En 2016, Ahmad logra escapar a los Países Bajos y tiene mucha suerte. Consigue que lo admitan en el Ballet Nacional de Holanda. En poco tiempo, Ahmad se convierte en una estrella internacional y actúa muchas veces en televisión, por ejemplo, con Sting. Hasta su padre asiste por fin a sus actuaciones. Una reconciliación que alivia mucho a Ahmad Joudeh.
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