En lo más profundo de la selva de Camboya dormita una joya de la era jemer, el templo de Banteay Chhmar. Medio devorado por la vegetación selvática y olvidado hace mucho tiempo, el complejo de 800 años de antigüedad vuelve a ser descubierto.
De eso se ocupa la comunidad de Banteay Chhmar. Lejos de las rutas turísticas más frecuentadas, los arroceros de la pequeña aldea se lanzan con un experimento ejemplar para Camboya: casi sin ayuda externa y por sus propios medios, luchan por la conservación y la restauración de su templo. El equipo de rodaje acompaña a un matrimonio joven que se compromete con entusiasmo en el proyecto. Para Sreymom y Sopeng, el templo es un lugar sagrado. Además, les enseñan el respeto por Buda a sus dos hijas pequeñas. Sin embargo, Sreymom no quiere que su función se reduzca a la de ama de casa y madre: también desea el éxito profesional y se postula como maestra en la escuela de la localidad. Su marido, Sopeng, es arrocero y trabaja también como guía en el templo para los pocos viajeros que pasan por allí. Hay mucho que descubrir: artísticos relieves jemeres que documentan la vida cotidiana de la civilización antigua, sombríos túneles en el templo y torres con rostros de gran tamaño que no tienen nada que envidiarle al mundialmente famoso complejo de Angkor Thom. El momento cultural más destacado del año es la gran fiesta del agua o Bon Om Tuk. En Banteay Chhmar se celebra tradicionalmente en el foso del templo. El consejo de la aldea también compite con su propio equipo.
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